Aprovechando la Semana Santa del 2025, viajamos en familia por la mágica región francesa de Occitania, una zona que conecta profundamente con nuestra cultura catalana gracias a sus raíces lingüísticas y festivas. Acompañada por mi pareja y nuestro bebé de un año, exploramos durante seis días los encantos de Tarn y Midi-Pyrénées, descubriendo paisajes inolvidables, gastronomía deliciosa y algunos de los pueblos más hermosos de Francia.
Este fue uno de esos viajes inolvidables por el mundo que uno desea realizar al menos una vez en la vida.
Día 1 (27 de abril): de Barcelona a Albi
Nuestra aventura comenzó en Barcelona sobre las 10:30h. Aunque inicialmente planeamos conducir directamente hasta Albi (unas 4 horas y media), la tentación gastronómica nos llevó primero al puerto de Leucate, famoso por sus ostras. Paramos alrededor de las 12:30h y disfrutamos de un festín de ostras en uno de sus restaurantes típicos. Como fanática declarada, saboreé 24 ostras deliciosas.
Tras esta parada gourmet, continuamos nuestro camino a las 15h hacia Albi, llegando a tiempo para instalarnos cómodamente en el Ibis Budget Albi Centre (49 euros/noche). Cenamos en la Brasserie de la Préfecture, que ofrece un económico menú diario por 10 euros.
Día 2 (18 de abril): visita a Albi
Por la mañana exploramos a fondo el encantador casco histórico de Albi. El día fue radiante y precioso, típico de una primavera con sol y cielo azul. Comenzamos nuestro recorrido por la imponente Catedral de Sainte-Cécile, construida con ladrillo rojo y declarada Patrimonio de la Humanidad, que domina el paisaje urbano con majestuosidad. También visitamos el interesante Museo Toulouse-Lautrec, dedicado al famoso pintor nacido en la ciudad.
Recorrimos tranquilamente las orillas del río Tarn, disfrutando de unas vistas magníficas del puente viejo (Pont Vieux) y la ciudad reflejada en el agua. Paseamos por las calles estrechas y empedradas del casco antiguo, descubriendo edificios emblemáticos como el Palacio de la Berbie y la Colegiata de Saint-Salvi, además de pequeñas tiendas y cafeterías encantadoras que llenan de vida este precioso barrio.
Hacia media tarde, después de disfrutar intensamente de Albi, emprendimos el camino hacia Saint-Cirq-Lapopie, ubicado a aproximadamente 1h 30min en coche. Al llegar, nos alojamos en la Chambre d'hôte et gîte de Cantagrel (101 euros/noche), una encantadora casa rural situada en plena naturaleza. Como llevábamos comida con nosotros, decidimos cenar allí mismo, disfrutando del espectáculo natural del cielo estrellado desde la tranquilidad del campo.
Día 3 (19 de abril): visita al bello pueblo Saint-Cirq-Lapopie
Este día amaneció después de una noche de lluvia, pero afortunadamente tuvimos un respiro hasta las 15h, lo que nos permitió visitar tranquilamente Saint-Cirq-Lapopie, considerado uno de los pueblos más bellos de Francia. Paseamos por sus calles empinadas y empedradas, visitamos las ruinas del castillo, la encantadora iglesia medieval y disfrutamos de las vistas panorámicas sobre el río Lot. Recomiendo especialmente el porteo si viajáis con bebés pequeños, debido al terreno irregular del pueblo.
Al mediodía, cuando vimos que el tiempo empeoraba nuevamente, decidimos almorzar en Le Saint Cirq Gourmand, que ofrece menús asequibles entre 20 y 27 euros. Después de comer, aunque aún llovía ligeramente, fuimos hasta el pueblo vecino para recorrer una parte del famoso Chemin du Halage, un camino espectacular excavado directamente en la roca al borde del río Lot. Caminamos hasta el embarcadero fluvial y de regreso al aparcamiento, subimos un breve tramo de vías ferroviarias abandonadas para admirar el Puente Eiffel. Aunque desaconsejamos caminar sobre el puente por su mal estado, disfrutar del entorno y las cascadas que se forman tras la lluvia merece mucho la pena.
Finalmente, tomamos el coche y nos dirigimos hacia nuestro alojamiento, Casa Andraud en Issendolus (187 euros/ 2 noches), situada estratégicamente a 20 minutos al sur de Rocamadour, nuestro destino del día siguiente.
Día 4 (20 de abril): Rocamadour y Gouffre de Padirac
Dedicamos toda la mañana y el mediodía a explorar Rocamadour, considerado el pueblo más bello de Francia. Este emblemático pueblo, construido sobre un acantilado, es famoso por ser un lugar religioso y de peregrinación, formando parte del Camino Francés hacia Santiago de Compostela. Su historia se remonta a la Edad Media, fundada alrededor de la leyenda de San Amador, cuyo cuerpo incorrupto se encontró en 1166.
Comenzamos la visita desde lo alto del pueblo, recorriendo el santuario que alberga la Virgen Negra y la mítica espada Durandal clavada en la roca, vinculada al legendario héroe medieval Rotllà. Desde allí, descendimos lentamente, disfrutando de las vistas panorámicas y recorriendo sus calles medievales hasta llegar al corazón del pueblo.
A mediodía, almorzamos en Le Quercygnac, un restaurante económico con un delicioso menú diario por menos de 16 euros, algo excepcional en una localidad tan turística.
Por la tarde visitamos el Gouffre de Padirac, una impresionante cueva subterránea famosa por sus increíbles formaciones geológicas. Recomiendo reservar las entradas con anticipación, especialmente en temporadas de alta demanda, ya que suelen agotarse rápidamente. La visita puede hacerse con bebés en portabebés, lo que facilita enormemente la experiencia.
Volvimos a Casa Andraud en Issendolus, donde disfrutamos de una tranquila cena casera, aprovechando la comodidad de contar con cocina propia.
Día 5 (21 de abril): visita al pueblo Conques y regreso a Albi
Partimos desde Rocamadour hacia Conques, un precioso trayecto de aproximadamente 1 hora y 40 minutos. Conques es otro de los pueblos más magníficos de Francia y rivaliza en belleza con Rocamadour y Saint-Cirq-Lapopie. Este encantador lugar destaca por su patrimonio artístico románico, especialmente por la impresionante Abadía de Sainte-Foy, famosa por su magnífico relicario, considerado uno de los cinco tesoros de orfebrería medieval más importantes de Europa.
La iglesia es simplemente espectacular, con detalles arquitectónicos que cautivan desde el primer momento. Dentro, merece la pena pagar por la entrada al tesoro para admirar la famosa estatua relicario de Sainte-Foy, una joya en oro y piedras preciosas, representando una joven mártir. El claustro, igualmente fascinante, ofrece un espacio tranquilo y lleno de historia.
Tras la visita al conjunto religioso, disfrutamos paseando por las empinadas calles empedradas del pueblo, admirando casas emblemáticas como la Maison du Chanoine o la Porte du Barry, una de las puertas históricas de acceso al núcleo medieval.
Para almorzar, elegimos Le Charlemagne, que ofrece diversas opciones económicas y deliciosos platos típicos regionales. Disfrutamos especialmente de la gastronomía local, con platos contundentes que recuperaron nuestra energía para continuar la visita.
Al final del día, nos costó mucho despedirnos de Conques por su incomparable belleza y encanto. Con cierta nostalgia, retomamos la carretera hacia Albi (aproximadamente 1 hora y 30 minutos), instalándonos nuevamente en el cómodo Ibis Budget Albi Centre (49 euros/noche). Si tenéis tiempo durante este trayecto, es recomendable hacer una breve parada en algún otro pueblo bonito de la zona o admirar el impresionante Viaducto de Millau, un espectacular acueducto moderno que es el más largo de Europa.
Día 6 (22 de abril): Cordes-sur-Ciel, Narbona y regreso a Barcelona
En nuestro último día de viaje por Occitania, decidimos aprovechar la mañana para visitar Cordes-sur-Ciel, un encantador pueblo medieval situado a tan solo 25 minutos de Albi. Este lugar, fundado en 1222 por Raimon VII, conde de Toulouse, destaca por su arquitectura gótica y su historia ligada a los cátaros. El nombre actual, adoptado oficialmente en 1993, refleja la imagen del pueblo emergiendo entre las nubes en ciertas épocas del año.
Paseamos por sus empinadas calles empedradas, admirando las casas de los siglos XIII y XIV, la iglesia de Saint-Michel y la Halle, una antigua lonja de mercado. Al mediodía, nos dirigimos a la Place Royale, un jardín de inspiración medieval, donde disfrutamos de un pícnic en sus merenderos de piedra mientras nuestro pequeño dormía plácidamente .
Sobre las 16:00 h, emprendimos el viaje hacia Narbona, un trayecto de aproximadamente 2 horas. Nuestra última parada gastronómica fue en Les Grands Buffets, un restaurante reconocido por ofrecer una experiencia culinaria única con más de 150 recetas tradicionales francesas. Destacan su surtido de más de 111 variedades de quesos, mariscos frescos como ostras y bogavantes, y una amplia selección de postres y vinos.
Después de esta cena memorable, emprendimos el regreso a Barcelona, llegando alrededor de la medianoche. Aunque fue un día largo, cada momento valió la pena.
Conclusiones
Este viaje por Occitania nos permitió descubrir la riqueza cultural, histórica y gastronómica de la región. Los pueblos visitados, como Albi, Saint-Cirq-Lapopie, Rocamadour, Conques y Cordes-sur-Ciel, ofrecen una combinación perfecta de belleza arquitectónica y paisajes naturales. Para quienes dispongan de más tiempo, recomendamos incluir en la ruta otros encantadores pueblos como Najac, con su imponente castillo, o Collonges-la-Rouge, conocido por sus construcciones de piedra roja.
Viajar en familia con un bebé fue una experiencia enriquecedora; adaptamos el ritmo y disfrutamos de cada lugar con calma. Occitania es, sin duda, un destino ideal para familias que buscan combinar cultura, naturaleza y buena gastronomía.
¡Esperamos que esta ruta os inspire en vuestros próximos viajes!
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